MISTERIOS DE GOZO CON LOS PASTORCITOS DE FÁTIMA



Santo Rosario.


Por la señal…


Señor mio, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío,
por ser Vos quién sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido.
Propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocaciones de ofenderos, confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera impuesta.
Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como lo suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita, que los perdonareis, por los méritos de vuestra preciosísima sangre, pasión y muerte, y me dareis gracia para enmendarme, y perseverar en vuestro santo amor y servicio, hasta el fin de mi vida. Amén


Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo te adoro profundamente y te ofrezco el Preciocísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación de los ultrajes con los que El es ofendido. Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pecadores.



MISTERIOS GOZOSOS


1.- La encarnación del Hijo de Dios en las entrañas purísimas de la Virgen María.

Conocida la voluntad del Señor, María se entregó, dijo un sí total e incondicional a Dios.
En Fátima, en la primera aparición, Nuestra Señora preguntó a los Pastorcitos: “¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que Él os quiera enviar, en acto de reparación por los pecados con que Él es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores?” Y ellos respondieron: “Sí, queremos”. (Memorias de la Hermana Lucía = “MIL I”, Secretariado de los Pastorcitos, Fátima, 10ª edición, p. 173s).
De ahí en adelante, los pastorcitos no perdieron ocasión alguna de dar una respuesta positiva a la petición de la Virgen.

Pidamos, por intercesión de María, la gracia de que los cristianos abran de par en par las puertas a Cristo y digan un sí pronto y generoso a Dios.


2.-La Visitación de Nuestra Señora a su prima santa Isabel.

María supo que su prima Isabel iba a ser madre y decidió ir a su encuentro para ayudarla. No miró sacrificios, ni la distancia que las separaba: 120 Km. En cuanto pudo, se puso en camino, en dirección a la tierra donde Isabel vivía, con Zacarías, su marido. Jacinta “tomo tanto a pecho los sacrificios por la conversión de los pecadores que no dejaba escapar ocasión alguna. Había unos niños, hijos de dos familias de Moita, que andaban por las puertas pidiendo. Los encontramos, un día, cuando íbamos con nuestro rebaño. Jacinta, al verlos, nos dijo: “¿Damos nuestra merienda a aquellos pobrecitos por la conversión de los pecadores?” Y corrió a llevársela. (MIL I, pág. 46-47).

Por intercesión de María, pidamos el don de que los bautizados vivan su Bautismo y de socorrer a los hermanos en sus necesidades.


3.-El nacimiento del Niño Dios en el portal de Belén

Cuenta Lucía:“Poco tiempo antes de ir para el hospital, (Jacinta) me decía: “Ya me falta poco para ir al Cielo. Tú quedas aquí para decir que Dios quiere establecer en el mundo la devoción del Inmaculado Corazón de María. (…) Di a toda la gente que (…) el Corazón de Jesús quiere que, a su lado, se venere el Corazón Inmaculado de María (…) ¡Si yo pudiese meter en el corazón de toda la gente el fuego que tengo aquí dentro, en el pecho, quemándome y a haciéndome querer tanto al Corazón de Jesús y al Corazón de María (MIL I, 130).

Pidamos, por intercesión del Inmaculado Corazón de María, por aquellos que nunca oyeron hablar de Jesús y por aquellos que, juzgándolo, buscan en cisternas rotas el agua viva que les falta.


4.-La purificación de Nuestra Señora y presentación del Niño Jesús en el templo

Grande era la alegría de María y de José por llevar a Jesús al Templo para presentarlo al Señor. La primera aparición de Nuestra Señora, el 13 de mayo en Fátima fue motivo de gran alegría para los pastorcitos, especialmente para Jacinta. De vez en cuando exclamaba:“¡Ay! ¡Que Señora tan bonita!” Lucía combinó con los primos no hablar de la aparición a nadie, pero a la noche, al ver a su madre, Jacinta corrió hacia ella y, en una explosión de alegría, dijo: “Oh Madre, hoy vi a Nuestra Señora en Cova de Iría”. (P. Juan M. De Marchi, Era una Señora más brillante que el Sol, 11ª edición, 1986, Ediciones Consolata, pág. 47).

Pidamos, por intercesión de la Virgen Santa María, por todos los educadores cristianos, para que anuncien a Jesucristo, con corazón y alegría.


5.- El niño Jesús perdido y hallado en el templo

¡Como se debía sentir bien Jesús en el Templo, en la Casa del Padre!... ¡Para Jesús no podía haber mayor alegría!¡Y con cuanta alegría Jacinta corría a llevar la merienda a los niños de Moita!... Cuenta Lucía: “Nos pusimos de acuerdo en, siempre que encontrásemos a los pobrecitos (de Moita), darles nuestra merienda; y los pobres niños, contentos con nuestra limosna, (…) nos esperaban por el camino. Después de verlos, Jacinta corría a llevarles todo nuestro sustento de ese día, con tanta satisfacción, como si no le hiciese falta”. (MIL I, pág. 47).

Pidamos para los cristianos de hoy el don de la generosidad, estando siempre atentos a ayudar a los hermanos necesitados, testimoniando así al mundo el amor de Cristo.


Por las Intenciones del Santo Padre:
Padre Nuestro, Ave María (3), Gloria…


Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro, ¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita!



San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén



Letanías al Inmaculado Corazón de María

Señor, ten piedad...
Cristo, ten piedad...
Señor, ten piedad...
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos
Dios Padre celestial,
Ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo,
Ten misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo
Ten misericordia de nosotros.
Santa Trinidad, un solo Dios,
Ten misericordia de nosotros.

(La respuesta será : ruega por nosotros)
Santa MaríaCorazón Inmaculado de María,
Corazón de María
, lleno de gracia
Corazón de María, vaso del amor más puro
Corazón de María, consagrado íntegro a Dios
Corazón de María, preservado de todo pecado
Corazón de María, morada de la Santísima Trinidad
Corazón de María, delicia del Padre en la Creación
Corazón de María, instrumento del Hijo en la Redención
Corazón de María, la esposa del Espíritu Santo
Corazón de María, abismo y prodigio de humildad
Corazón de María, medianero de todas las gracias
Corazón de María, latiendo al unísono con el Corazón de Jesús
Corazón de María, gozando siempre de la visión beatífica
Corazón de María, holocausto del amor divino
Corazón de María, abogado ante la justicia divina
Corazón de María, traspasado de una espada
Corazón de María, coronado de espinas por nuestros pecados
Corazón de María, agonizando en la Pasión de tu Hijo
Corazón de María, exultando en la resurrección de tu Hijo
Corazón de María, triunfando eternamente con Jesús
Corazón de María, fortaleza de los cristianos
Corazón de María, refugio de los perseguidos
Corazón de María, esperanza de los pecadores
Corazón de María, consuelo de los moribundos
Corazón de María, alivio de los que sufren
Corazón de María, lazo de unión con Cristo
Corazón de María, camino seguro al Cielo
Corazón de María, prenda de paz y santidad
Corazón de María, vencedora de las herejías
Corazón de María, de la Reina de Cielos y Tierra
Corazón de María, de la Madre de Dios y de la Iglesia
Corazón de María, que por fin triunfarás

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
Perdónanos Señor
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
Escúchanos Señor
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
Ten misericordia de nosotros.

V. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios
R. Para que seamos dignos de alcanzar la promesas de Nuestro Señor Jesucristo



Oremos
Tú que nos has preparado en el Corazón Inmaculado de María una digna morada de tu Hijo Jesucristo, concédenos la gracia de vivir siempre conformes a sus enseñanzas y de cumplir sus deseos. Por Cristo tu Hijo, Nuestro Señor. Amen



Salve Regina...





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