RECEMOS EL ROSARIO DE CON SAN BERNADINO DE SIENA

Por la señal...  

Monición inicial:  San Bernardino de Siena, sacerdote franciscano que, con la palabra y el ejemplo, fue evangelizando por pueblos y ciudades a las gentes de Italia y difundió la devoción al santísimo Nombre de Jesús.

Con sus palabras meditamos los misterios dolorosos, haciendo nuestra su intención cuando decía: «Pidámosle, pues, a Ella que ruegue a su dulce Hijo Jesús para que, por sus méritos, nos dé la gracia en este mundo, para que después en el otro nos dé la gloria infinita»

Señor mío Jesucristo... 

MISTERIOS GOZOSOS

1.- La encarnación del Hijo de Dios en las entrañas purísimas de la Virgen María.

“La palabra de Dios está de tal manera condicionada a la oración, que no parece sino que Dios estuviese encarcelado y solo por la oración pudiésemos acercarnos a visitarle.”

2.-La Visitación de Nuestra Señora a su prima santa Isabel.

“A los apóstoles se les dijo en cierta ocasión: Conducid mar adentro y arrojad las redes (Lc. 5,4); al mar hondo de la vida, de la caridad cristiana y de los interiores santos.”

3.-El nacimiento del Niño Dios en el portal de Belén

“¿A  quién  compararemos  esta  divina  palabra  si no  es  al  sol,  que  da  vida,  la  conserva y la  aumenta  iluminando,  calentando  y  vigorizando?   Porque  ilumina, despeja las tinieblas; por su calor caldea la tierra, y con su fuerza da  vigor  a las  plantas y  a todo  ser  vivo.  También  la  palabra  de  Dios  ilumina y  rechaza las tinieblas de la ignorancia, calienta el frío de la maldad, trocándolo  en calor de virtudes y amor, y finalmente, fortifica las almas hasta extinguir  las obras y residuos del mal. Ilumina el entendimiento, inflama los afectos y  robustece las obras de la caridad.”

4.-La purificación de Nuestra Señora y presentación del Niño Jesús en el templo

"La verdad no meditada es alimento no digerido.”

5.- El niño Jesús perdido y hallado en el templo

“Quien  no  piensa  sino  en  honores,  no  está  dispuesto  a  oír  la  palabra  de  la  humildad. Quien presume de sabio menosprecia a la Escritura o al predicador  sencillo y busca sólo el brillo de la sabiduría humana.”