Recemos los Misterios Gloriosos con San Juan XXIII
Santo Rosario.
Por la señal...
Monición inicial:
Angelo Giuseppe Roncalli nació en Lombardía (Italia) el 25 de noviembre de 1881. Fue el cuarto hijo de un total de catorce del matrimonio formado por Giovanni Battista Roncalli (1854–1935) y Marianna Giulia Mazzolla (1854–1939) quienes trabajaban como aparceros. El ambiente religioso de su familia y la vida parroquial bajo la guía del padre Francesco Rebuzzini, le proporcionaron a Angelo formación cristiana.Ingresó en el seminario de Bérgamo en 1892. En 1896 fue admitido en la Orden Franciscana Seglar por el director espiritual del Seminario de Bérgamo , el Padre Luigi Isacchi. Hizo una profesión de esa Regla de vida el 23 de mayo de 1897. De 1901 a 1905 fue alumno en el Pontificio Seminario Romano. El 10 de agosto de 1904 fue ordenado sacerdote en la Basílica de Santa María de Monte Santo, en la Piazza del Popolo. En 1905, fue nombrado secretario del Obispo de Bérgamo, Giacomo Radini Tedeschi, y en el año siguiente fue el encargado de la enseñanza de Historia y Patrología en el seminario de Bérgamo. Ocupó estos puestos hasta la muerte de «su» obispo, como siempre recordaría a Radini Tedeschi, acaecida en 1914.
Señor mío Jesucristo...
MISTERIOS GLORIOSOS
- La resurrección del Señor
"Es el misterio de la muerte dominada y vencida; desde la muerte a los esplendores de la victoria y de la gloria. Nos enseña el más grande triunfo de Cristo; y a la vez contiene la seguridad del triunfo de la Santa Iglesia Católica más allá de las adversidades y de las persecuciones de la historia del pasado y las del futuro: Cristo vence, reina, impera. Es conveniente recordar que la primera aparición de Cristo resucitado fue para las piadosas mujeres que estuvieron muy cerca de Él en su vida y sus sufrimientos hasta el Calvario.
En estos esplendores, la mirada de la fe contempla, unidas a Jesús Resucitado, a las almas más queridas, aquellas con quien hemos gozado de familiaridad y compartido las penas. ¡Cómo se aviva a la luz de la Resurrección de Jesús, el recuerdo de nuestros muertos! Estos son recordados y bendecidos en el sacrificio del Señor Resucitado.”
2. La Ascensción del Señor
“En este cuadro contemplamos la consumación de las promesas de Jesús. Es su respuesta a nuestro anhelo del cielo; y el retorno definitivo al padre, de quien procede y vino al mundo, es seguridad para todos nosotros a quienes ha prometido un puesto allá arriba: «Voy a prepararles un lugar» (Jn 14,2).
Este misterio se ofrece ante todo como una luz y advertencia para las almas de acuerdo con la vocación de cada uno. Está bosquejado el movimiento espiritual que lleva a la santificación, el anhelo de continuas ascensiones que preparan el alma a la medida de la edad plena de Cristo (Ef 4,13); en tal esfuerzo de perfección están comprendidos los sacerdotes, los religiosos y las religiosas, misioneros y misioneras, seglares distinguidísimos, almas que quieren ser buen perfume de Cristo (2 Cor 2,15) y viven ya en una transmisión de vida celestial.”
3. La venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles reunidos en torno a la Virgen María
"Los Apóstoles en el Cenáculo, reunidos en torno a María, reciben el don último de Cristo, su espíritu, el Consolador y Abogado. Con la venida y efusión del espíritu santo, la herencia de Cristo, todavía trepidante y ansiosa, recibe el sello de la catolicidad que la dilata a todos los confines. El Espíritu Santo continua sus efusiones sobre la Iglesia todos los días; los siglos y los pueblos le pertenecen. Sus triunfo no están siempre a la vista, pero de hecho, están llenos de sorpresas y de maravillas…”
4. La Asunción de la Virgen en cuerpo y alma al cielo.
"La suave imagen de María se ilumina e irradia en la suprema exaltación. ¡Qué bella escena la Dormición de María, tal como los cristianos de Oriente la contemplan!: Ella permanece distensa en el plácido sueño de la muerte y Jesús está junto a ella y tiene en su pecho, como a un niño, el alma de la Virgen para indicar el prodigio de la inmediata resurrección y glorificación. Motivo de consuelo y de confianza en los días de dolor para aquellas almas privilegiadas, que Dios prepara en silencio para los más altos triunfos. El misterio de la asunción nos familiariza con el pensamiento de nuestra muerte, en una luz de plácido abandono en el Señor, que queremos que esté cerca en nuestra agonía para recoger entre sus manos nuestra alma inmortal…”
5. La Coronación como Reina y Señora de todo lo creado.
"He aquí la síntesis de todo el Rosario, que cierra la gran visión que se abrió con la anunciación del ángel. Un único flujo de vida pasa a través de cada uno de los misterios y nos recuerda el plan eterno de Dios para nuestra salvación; el comienzo, en lo escondido; la conclusión, en el esplendor de los cielos.
La reflexión ha de recaer sobre nosotros mismos, sobre nuestra vocación, por la que un día seremos asociados a los ángeles y a los santos y cuyas gracias santificantes anticipa ya desde esta vida, la realidad misteriosa y consoladora. Oh, que delicia; oh, que gloria. Somos conciudadanos de los santos y de la familia de Dios; edificados sobre el fundamento de los apóstoles y de los profetas, siendo piedra angular el mismo Cristo Jesús (Ef 2,14-20). La intención en este misterio es orar por la perseverancia final y por la paz sobre la tierra, que abre las puertas de la eternidad bienaventurada.”
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