Misterios Luminosos con Fátima



Santo Rosario


Por la señal... 


Señor mio, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío,
por ser Vos quién sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido.
Propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocaciones de ofenderos, confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera impuesta.
Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como lo suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita, que los perdonareis, por los méritos de vuestra preciosísima sangre, pasión y muerte, y me dareis gracia para enmendarme, y perseverar en vuestro santo amor y servicio, hasta el fin de mi vida. Amén


Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo te adoro profundamente y te ofrezco el Preciocísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación de los ultrajes con los que El es ofendido. Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pecadores.




MISTERIOS LUMINOSOS


1.-El Bautismo del Señor en el Jordán

Oh Santísima Trinidad, ¡yo Os adoro! ¡Dios mío, Dios mío, yo Os amo en el Santísimo Sacramento! 

Del Evangelio de S. Mateo 3, 16-17
Después de ser bautizado Jesús, se oyó una voz que decía: “Este es mi Hijo amado en el cual puse mis complacencias”.

Jesús entró en aguas del río Jordán para santificarlas y para, después, sus discípulos, en el Bautismo, recibir la vida nueva de los Hijos de Dios.
 Un día, en pleno verano, los pastorcitos estaban guardando el rebaño y no tenían con ellos ni una gota de agua para beber. Entonces, Lucía fue a pedir agua, y una viejecita le prestó un cántaro lleno. Al llegar, ofreció a Francisco, que respondió “No quiero beber; quiero sufrir por la conversión de los pecadores”. Después dijo a Jacinta: “Bebe tú, Jacinta”. Y ella dijo: “También quiero ofrecer el sacrificio por los pecadores”. Entonces Lucía dejó el agua en un agujero de una piedra para que las ovejas la bebiesen y fue a llevar el cántaro a su dueña. (MIL I, pág. 47-48).

Pidamos la gracia de vivir nuestro Bautismo, dejándonos envolver por el amor tierno y misericordioso del Padre, estando atentos para darnos y sacrificarnos por amor a Dios y a los hermanos.



2.-El Milagro de las Bodas de Cana

Oh Santísima Trinidad, ¡yo Os adoro! ¡Dios mío, Dios mío, yo Os amo en el Santísimo Sacramento! 

Del Evangelio de S. Juan (Jn 2,3.5) 
María dijo a Jesús: “No hay vino”; y a los sirvientes: “Haced todo lo que mi Hijo os diga”.

 Jesús transformó el agua en vino. Y aquellas bodas, que iban a terminar en deshonra para los novios y tristeza para los participantes, proporcionaron a todos, gracias al milagro de Jesús, una nueva y desbordante alegría y Jesús abrió la fe al corazón de los primeros discípulos. Había en la feligresía de Fátima, una viejecita, llamada María Carreira, a quien los hijos mandaban pastorear un rebaño de cabras y ovejas, poco domesticadas. Estas, a veces, se le escapaban y ella quedaba muy afligida. Francisco era el primero que corría en su auxilio, juntándole las que le habían escapado. La pobre viejecita le llamaba su Angelito de la Guarda. (MIL I, pág. 158).

Pidamos, por intercesión de la Virgen de Fátima, que los cristianos de hoy pongan sus pies, sus manos y su corazón al servicio de los hermanos, y así surjan nuevos milagros. 


3.- El anuncio del Reino invitando a la conversión.

Oh Santísima Trinidad, ¡yo Os adoro! ¡Dios mío, Dios mío, yo Os amo en el Santísimo Sacramento! 

 Del Evangelio de S. Marcos (1, 14-15)
“Arrepentíos y creed en el Evangelio”.

Jesús va por todas partes anunciando la Buena Nueva del Reino. Su mirada irradia luz, amor, Dios.
Había en el lugar de Aljustrel, una mujer que, siempre que veía a los pastorcitos, los insultaba. Un día, cuando corrían delante de la puerta de la mujer, Jacinta paró de jugar y quiso ofrecer ese sacrificio por la conversión de los pecadores. Levantando las manos al Cielo hizo ese ofrecimiento. La mujer por un postigo de la casa vio todo. Quedó tan impresionada con aquella actitud de Jacinta que, después, decía a la madre de Lucía que no necesitaba otra prueba para creer en la realidad de los hechos. Y de ahí en adelante, se refiere Lucía, no solo no nos insultaba, sino que nos pedía continuamente que pidiésemos por ella a Nuestra Señora. (…)”(MIL I, pág. 56)

Pidamos a través de la Señora más brillante que el Sol, que los cristianos vivan su fe, que nada los detenga en el camino del amor, para que sean luz e irradien Cristo en toda su vida.


4.-La Transfiguración del Señor

Oh Santísima Trinidad, ¡yo Os adoro! ¡Dios mío, Dios mío, yo Os amo en el Santísimo Sacramento! 

Del Evangelio de S. Lucas (9,28.35) 
Jesús (…) subió a un monte para orar. Y se oyó una voz que decía: “Este es mi Hijo predilecto, escuchadlo”.

Solo la oración transfigura la vida y hace del cristiano una presencia viva de su amor.
Entró, un día, en la habitación de Francisco, una mujer de la Casa Vieja, llamada Mariana, que, afligida porque el marido expulsó a un hijo de casa, pedía la gracia de la reconciliación del hijo con el padre.
Francisco le respondió: “Quede tranquila. En breve voy para el Cielo, y cuando llegue, pido esa gracia a Nuestra Señora”.
Cuenta Lucía: “No recuerdo bien los días que (Francisco) tardó aun en ir para el cielo; pero lo que recuerdo es que, en la tarde del día en que él murió, el hijo pidió perdón al padre (que se lo concedió); y se restableció la paz en aquella casa”. (MIL I, 190).


Pidamos para que, por la acción maternal de María, nos configuremos más y más con Cristo, para que seamos obreros de concordia junto con los otros.


5.- La institución de la Eucaristía

Oh Santísima Trinidad, ¡yo Os adoro! ¡Dios mío, Dios mío, yo Os amo en el Santísimo Sacramento! 

Del Evangelio de S. Mateo (26, 26-27)
Mientras comían, Jesús tomó el pan (…), lo partió y se los dio a sus discípulos diciendo: “Tomad y comed. Este es mi cuerpo.”

 Jesús Eucaristía es el Pan para la vida del mundo, es la Vida de nuestra vida.
Un día, Jacinta mostró gran deseo de ir vestida de angelito en una procesión, a dejar flores a Jesús. Y, cuando le dijeron que era el Sr. Prior el que lo llevaba, ella no cabía en si de contenta. El día de la procesión, Jacinta no quitó los ojos del Sr. Prior, ni dejó una sola flor a Jesús. Después de la procesión, le preguntaron: ¿Por qué no dejaste las flores a Jesús?” Ella respondió: “Por que no lo vi”. Lucía respondió: “¿¡Pero tú no sabes que el Niño Jesús de la Hostia, que no se ve, está escondido!?” (MIL I, pág. 41).

Pidamos que por intercesión de María, los cristianos de hoy se abran a un amor entrañado a la Eucaristía, visitando a Jesús, en el Santísimo Sacramento, adorándolo y dejándose tocar por el infinito amor del Corazón.


Por las Intenciones del Santo Padre:
Padre Nuestro, Ave María (3), Gloria…


Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro, ¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita!



San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén



Letanías al Inmaculado Corazón de María

Señor, ten piedad...
Cristo, ten piedad...
Señor, ten piedad...
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos
Dios Padre celestial,
Ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo,
Ten misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo
Ten misericordia de nosotros.
Santa Trinidad, un solo Dios,
Ten misericordia de nosotros.

(La respuesta será : ruega por nosotros)
Santa MaríaCorazón Inmaculado de María,
Corazón de María
, lleno de gracia
Corazón de María, vaso del amor más puro
Corazón de María, consagrado íntegro a Dios
Corazón de María, preservado de todo pecado
Corazón de María, morada de la Santísima Trinidad
Corazón de María, delicia del Padre en la Creación
Corazón de María, instrumento del Hijo en la Redención
Corazón de María, la esposa del Espíritu Santo
Corazón de María, abismo y prodigio de humildad
Corazón de María, medianero de todas las gracias
Corazón de María, latiendo al unísono con el Corazón de Jesús
Corazón de María, gozando siempre de la visión beatífica
Corazón de María, holocausto del amor divino
Corazón de María, abogado ante la justicia divina
Corazón de María, traspasado de una espada
Corazón de María, coronado de espinas por nuestros pecados
Corazón de María, agonizando en la Pasión de tu Hijo
Corazón de María, exultando en la resurrección de tu Hijo
Corazón de María, triunfando eternamente con Jesús
Corazón de María, fortaleza de los cristianos
Corazón de María, refugio de los perseguidos
Corazón de María, esperanza de los pecadores
Corazón de María, consuelo de los moribundos
Corazón de María, alivio de los que sufren
Corazón de María, lazo de unión con Cristo
Corazón de María, camino seguro al Cielo
Corazón de María, prenda de paz y santidad
Corazón de María, vencedora de las herejías
Corazón de María, de la Reina de Cielos y Tierra
Corazón de María, de la Madre de Dios y de la Iglesia
Corazón de María, que por fin triunfarás

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
Perdónanos Señor
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
Escúchanos Señor
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
Ten misericordia de nosotros.

V. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios
R. Para que seamos dignos de alcanzar la promesas de Nuestro Señor Jesucristo



Oremos
Tú que nos has preparado en el Corazón Inmaculado de María una digna morada de tu Hijo Jesucristo, concédenos la gracia de vivir siempre conformes a sus enseñanzas y de cumplir sus deseos. Por Cristo tu Hijo, Nuestro Señor. Amen



Salve Regina...





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