Mes de María, día 10





Por la señal... 


Señor mío Jesucristo…


Santo Rosario

Oración inicial: ¡Oh María!, durante el bello mes que te está consagrado todo resuena con tu nombre y alabanza. Tu santuario resplandece con nuevo brillo y nuestras manos te han elevado un trono de gracia y de amor, desde donde presides nuestras fiestas y escuchas nuestras oraciones y votos.
Para honrarte hemos esparcido frescas flores a tus pies y adornado tu frente con guirnaldas y coronas. Mas, ¡oh María!, no te das por satisfecha con estos homenajes; hay flores cuya frescura y lozanía jamás pasan y coronas que no se marchitan. Éstas son las que Tú esperas de tus hijos, porque el más hermoso adorno de una madre es la piedad de sus hijos, y la más bella corona que pueden depositar a sus pies es la de sus virtudes.
Sí, los lirios que tú nos pides son la inocencia de nuestros corazones. Nos esforzaremos pues, durante el curso de este mes consagrado a tu gloria, ¡oh Virgen Santa!, en conservar nuestras almas puras y sin manchas, y en separar de nuestros pensamientos, deseos y miradas, aún la sombra misma del mal.
La rosa cuyo brillo agrada a tus ojos es la caridad, el amor a Dios y a nuestros hermanos. Nos amaremos pues, los unos a los otros como hijos de una misma familia cuya madre eres, viviendo todos en la dulzura de una concordia fraternal.
En este mes bendito procuraremos cultivar en nuestros corazones la humildad, modesta flor que te es tan querida, y con tu auxilio llegaremos a ser puros humildes, caritativos, pacientes y resignados.
¡Oh María!, has producir en el fondo de nuestros corazones todas estas amables virtudes. Que ellas broten, florezcan y den al fin fruto de gracia, para poder ser algún día dignos hijos de la más santa y de la mejor de las madres.
Amén




MISTERIOS DOLOROSOS


  1. La Oración de Jesús en el Huerto
“Cuando rechazamos la cruz, nos equivocamos; porque hagamos lo que hagamos, la cruz siempre está presente y no podemos escapar de ella. ¿Qué tenemos que perder? Y, sin embargo, la mayor parte de los hombres dan la espalda a las cruces y huyen ante ellas. Cuando más corren, cuanto más la rechazan, la cruz se hace más presente, y más les golpea y les aplasta con su peso.”  (Santo Cura de Ars)


2. La flagelación de Jesús atado a la columna.

“Los santos no todos han empezado bien, pero todos han sabido terminar bien. Si hemos empezado mal, procuremos terminar bien e iremos al cielo junto con ellos.”  
 (Santo Cura de Ars)


3. La coronación de espinas

“La gente dice que es demasiado difícil alcanzar la salvación. No hay, sin embargo, nada más fácil: observar los mandamientos de Dios y de la Iglesia, y evitar los siete pecados capitales; es decir hacer el bien y evitar el mal; ¡no hay mas que eso!”
 (Santo Cura de Ars)


4. Nuestro Señor con la cruz a cuestas camino del Calvario

“Si el buen Dios nos envía cruces, nos hartamos, nos quejamos, murmuramos; somos tan enemigos de todo lo que nos contraría, que nos gustaría estar siempre en una caja entre algodones... cuando, en realidad, lo que necesitamos es que nos metan en una caja entre espinas. La cruz es el camino para ir al cielo. Las enfermedades, las tentaciones, las penas, son manifestaciones de esa cruz que nos lleva al cielo. Pero todo esto pasará rápido. Mirad los santos que ya están allí... el Buen Dios no nos pide el martirio del cuerpo, nos pide el martirio del corazón y de la voluntad. Nuestro Señor es nuestro modelo. Tomemos nuestra cruz y sigámosle.”
 (Santo Cura de Ars)


5. La crucifixión y muerte del Señor

“Se quiera o no, hay que sufrir. Hay quienes sufren como el buen ladrón y otros como el malo. Los dos sufrían paralelamente. Pero uno supo volver sus sufrimientos meritorios; el otros expiró en la desesperación más horrible. Hay dos maneras de sufrir: sufrir amando y sufrir sin amar. Los santos sufrían todo con paciencia, alegría y perseverancia, porque amaban. Nosotros sufriremos con cólera, pesar y cansancio, porque no amamos; si amásemos a Dios, estaríamos felices de poder sufrir por el amor de quien ha querido sufrir por nosotros.”
 (Santo Cura de Ars)



Oración final: ¡Oh María, Madre de Jesús nuestro Salvador y nuestra buena madre! Nosotros venimos a ofrecerte con estos obsequios que colocamos a tus pies, nuestros corazones deseosos de agradecerte y solicitar de tu bondad un nuevo ardor en tu santo servicio.
Dígnate presentarnos a tu Divino Hijo que, en vista de sus méritos y a nombre su Santa Madre, dirija nuestros pasos por el sendero de la virtud, que haga lucir con nuevo esplendor la luz de la fe sobre los infortunados pueblos que gimen por tanto tiempo en las tinieblas del error; que vuelvan hacia Él y cambien tantos corazones rebeldes, cuya penitencia regocijará en su corazón y el tuyo.
Que convierta a los enemigos de tu Iglesia, y que, en fin, encienda por todas partes el fuego de tu ardiente caridad; que nos colme de alegría en medio de las tribulaciones de esta vida y de esperanza para el porvenir.  Amén


"Sub Tuum Praesidium" 

Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro, ¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita!.


“Sancte Michael Archangele”

San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén.





Comentarios