Mes de María, día 18



Santo Rosario


Por la señal... 


Señor mío Jesucristo…


Oración inicial: ¡Oh María!, durante el bello mes que te está consagrado todo resuena con tu nombre y alabanza. Tu santuario resplandece con nuevo brillo y nuestras manos te han elevado un trono de gracia y de amor, desde donde presides nuestras fiestas y escuchas nuestras oraciones y votos.
Para honrarte hemos esparcido frescas flores a tus pies y adornado tu frente con guirnaldas y coronas. Mas, ¡oh María!, no te das por satisfecha con estos homenajes; hay flores cuya frescura y lozanía jamás pasan y coronas que no se marchitan. Éstas son las que Tú esperas de tus hijos, porque el más hermoso adorno de una madre es la piedad de sus hijos, y la más bella corona que pueden depositar a sus pies es la de sus virtudes.
Sí, los lirios que tú nos pides son la inocencia de nuestros corazones. Nos esforzaremos pues, durante el curso de este mes consagrado a tu gloria, ¡oh Virgen Santa!, en conservar nuestras almas puras y sin manchas, y en separar de nuestros pensamientos, deseos y miradas, aún la sombra misma del mal.
La rosa cuyo brillo agrada a tus ojos es la caridad, el amor a Dios y a nuestros hermanos. Nos amaremos pues, los unos a los otros como hijos de una misma familia cuya madre eres, viviendo todos en la dulzura de una concordia fraternal.
En este mes bendito procuraremos cultivar en nuestros corazones la humildad, modesta flor que te es tan querida, y con tu auxilio llegaremos a ser puros humildes, caritativos, pacientes y resignados.
¡Oh María!, has producir en el fondo de nuestros corazones todas estas amables virtudes. Que ellas broten, florezcan y den al fin fruto de gracia, para poder ser algún día dignos hijos de la más santa y de la mejor de las madres.
Amén


MISTERIOS LUMINOSOS


1.-El Bautismo del Señor en el Jordán

En el bautismo, Jesús entra en el agua del río, el cielo se abre y la voz del Padre lo proclama Hijo predilecto y el Espíritu Santo desciendo sobre EL para investirlo de la misión que le espera.
El bautismo nos prepara, al igual que a Jesús, a la misión de vivir los mandamientos y amar a Dios sobre todas las cosas, todos los días de nuestra vida.  El bautismo nos reviste como hijos predilectos del Padre, nos envía el Espíritu Santo para llenarnos de fortaleza y luz; fuerza,  para enfrentar las adversidades y luz, para iluminarnos el camino de la cruz que llega a la Eternidad.


2.-El Milagro de las Bodas de Cana

“En el milagro de  Caná, Jesús, al transformar el agua en vino, abre el corazón de los discípulos a la fe gracias a la intervención de María, la primera creyente, que le pidió que hiciera algo para salvar la fiesta.
El vino se acababa, la fiesta de la boda debía continuar, María intercede y Jesús obedece.  Que hermosa revelación de Jesús en este Misterio.  El vino de nuestra esperanza se agota, se vacían nuestras copas, estamos sedientos de justicia, amor, misericordia.  María intercesora nuestra, le pide a Jesús, por nosotros y EL, obediente a su Santa Madre, revela su poder y misericordia ante nosotros, día tras día.  Jesús nos enseña a obedecer a nuestra madre, el mandato de la Madre, no se discute, solo se acata.”


3.- El anuncio del Reino invitando a la conversión.

En la predicación con la cual Jesús anuncia la llegada del Reino de Dios e invita a la conversión, perdonando los pecados de quien se acerca a EL con fe.  Es cuando inicia el ministerio de su misericordia.  El mismo Jesucristo, nos hace saber cuán misericordioso es, y cómo debemos acercarnos a EL para el perdón de nuestros pecados. LA FE Y UN CORAZON SINCERAMENTE ARREPENTIDO, son la llave para entrar en el corazón misericordioso de JESUS, lograr el perdón de los pecados, la conversión y encontrar de esta manera, el camino hacia el Reino eterno.


4.-La Transfiguración del Señor

En la Transfiguración que según la tradición, tuvo lugar en el monte Tabor, la gloria de la divinidad resplandece en el rostro luminoso de Cristo, mientras el Padre lo acredita,  ante los apóstoles que están extasiados, para que lo "escuchen".
Así como los apóstoles quedan extasiados ante la brillantez luminosísima de Jesús en aquel monte, igual nosotros debemos extasiarnos con la maravillosa luz que nace cada día en el horizonte de nuestras vidas, iluminando nuestro existir día con día.  La vida se nos regala de forma maravillosa , en cada amanecer. Adentrémonos en el Misericordioso Corazón de Jesús y "escuchemos" su Palabra de vida eterna, haciendo caso al Padre Celestial.


5.- La institución de la Eucaristía

En la Institución de la Eucaristía, Jesús se hace alimento, con su cuerpo y con su sangre, bajo las especies del pan y del vino, dando testimonio de su amor por la humanidad y dejando así, su luz entre los hombres para siempre.
Nos ha dejado su Cuerpo y su Sangre para estar siempre con nosotros, dentro de nosotros, viviendo por nosotros.  Seamos dignos para que entre en "nuestra casa" y la encuentre limpia, sin mancha, ordenada y santa.  Preparemos nuestra casa cada día, pues no sabemos cuándo llegará el Rey de Reyes a visitarnos. Y recordemos, "nadie sabe el día, ni hora..."


Oración final: ¡Oh María, Madre de Jesús nuestro Salvador y nuestra buena madre! Nosotros venimos a ofrecerte con estos obsequios que colocamos a tus pies, nuestros corazones deseosos de agradecerte y solicitar de tu bondad un nuevo ardor en tu santo servicio.
Dígnate presentarnos a tu Divino Hijo que, en vista de sus méritos y a nombre su Santa Madre, dirija nuestros pasos por el sendero de la virtud, que haga lucir con nuevo esplendor la luz de la fe sobre los infortunados pueblos que gimen por tanto tiempo en las tinieblas del error; que vuelvan hacia Él y cambien tantos corazones rebeldes, cuya penitencia regocijará en su corazón y el tuyo.
Que convierta a los enemigos de tu Iglesia, y que, en fin, encienda por todas partes el fuego de tu ardiente caridad; que nos colme de alegría en medio de las tribulaciones de esta vida y de esperanza para el porvenir.  Amén



"Sub Tuum Praesidium" 

Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro, ¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita!.


“Sancte Michael Archangele”

San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén.












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