Mes de María, día 23


Mes de María


Por la señal... 

Señor mío Jesucristo…


Oración inicial: ¡Oh María!, durante el bello mes que te está consagrado todo resuena con tu nombre y alabanza. Tu santuario resplandece con nuevo brillo y nuestras manos te han elevado un trono de gracia y de amor, desde donde presides nuestras fiestas y escuchas nuestras oraciones y votos.
Para honrarte hemos esparcido frescas flores a tus pies y adornado tu frente con guirnaldas y coronas. Mas, ¡oh María!, no te das por satisfecha con estos homenajes; hay flores cuya frescura y lozanía jamás pasan y coronas que no se marchitan. Éstas son las que Tú esperas de tus hijos, porque el más hermoso adorno de una madre es la piedad de sus hijos, y la más bella corona que pueden depositar a sus pies es la de sus virtudes.
Sí, los lirios que tú nos pides son la inocencia de nuestros corazones. Nos esforzaremos pues, durante el curso de este mes consagrado a tu gloria, ¡oh Virgen Santa!, en conservar nuestras almas puras y sin manchas, y en separar de nuestros pensamientos, deseos y miradas, aún la sombra misma del mal.
La rosa cuyo brillo agrada a tus ojos es la caridad, el amor a Dios y a nuestros hermanos. Nos amaremos pues, los unos a los otros como hijos de una misma familia cuya madre eres, viviendo todos en la dulzura de una concordia fraternal.
En este mes bendito procuraremos cultivar en nuestros corazones la humildad, modesta flor que te es tan querida, y con tu auxilio llegaremos a ser puros humildes, caritativos, pacientes y resignados.
¡Oh María!, has producir en el fondo de nuestros corazones todas estas amables virtudes. Que ellas broten, florezcan y den al fin fruto de gracia, para poder ser algún día dignos hijos de la más santa y de la mejor de las madres.
Amén

 Santo Rosario



Por la señal... 


Señor mío Jesucristo…


MISTERIOS DOLOROSOS


  1. La Oración de Jesús en el Huerto

“Velad y orad para no caer en tentación: Jesucristo es quien os avisa.”.

Del Evangelio de S. Mateo 26, 39
 Jesús (…) cayó rostro en tierra, orando y diciendo: “Padre, si es posible, aparta de mi esta Cáliz. Pero no se haga mi voluntad, sino la Tuya”


2. La flagelación de Jesús atado a la columna.

“Quien desprecia los pecados veniales no tardará en caer en los mortales..”

Del Evangelio de S. Juan 18,28.38.19,1
Llevaban a Jesús a Pilatos, que lo interrogó, habiendo declarado: “No encuentro en él ningún crimen de muerte. Voy a castigarlo y después lo soltaré”. Pilatos mandó azotar a Jesús. A pesar de no encontrar crimen alguno en Jesús, Pilatos lo mandó flagelar.


3. La coronación de espinas

 “Cristo en ayunas, yo en harturas; Cristo desnudo, yo bien vestido; Cristo entre penas, yo nadando en delicias…”

 Del Evangelio de S. Juan  19,2-5
“Los soldados llevaron a Jesús para el pretorio, entrelazaron una corona de espinas y se la clavaron en la cabeza (…). Le daban bofetadas y lo ridiculizaban. Los soldados inflingían a Jesús todo tipo de vejaciones y afrentas”.


4. Nuestro Señor con la cruz a cuestas camino del Calvario

 “El camino del cielo es estrecho, y son pocos los que andan por él; el del infierno es ancho, y son muchos los que lo siguen. Conviene vivir con los pocos, para salvarse con los pocos.”

Del Evangelio de S. Lucas 23, 23-26  
“Los judíos insistían con altos gritos, pidiendo que Jesús fuese crucificado. Pilatos les entregó a Jesús. Cuando lo iban conduciendo, obligaron a Simón de Cirene a llevar la cruz detrás de Jesús.”


5. La crucifixión y muerte del Señor

 “Haz al presente lo que quisieras haber hecho en la hora de la muerte, pues entonces querrás hacerlo y ya no será tiempo.”

Del Evangelio de San Lucas 23, 33-46
 “Ya clavado en la cruz, Jesús decía: Perdónales, Padre, porque no saben lo que hacen. Y gritando con voz fuerte, exclamó: “Padre, en tus manos, encomiendo mi espíritu”. Y expiró.”



Oración final: ¡Oh María, Madre de Jesús nuestro Salvador y nuestra buena madre! Nosotros venimos a ofrecerte con estos obsequios que colocamos a tus pies, nuestros corazones deseosos de agradecerte y solicitar de tu bondad un nuevo ardor en tu santo servicio.
Dígnate presentarnos a tu Divino Hijo que, en vista de sus méritos y a nombre su Santa Madre, dirija nuestros pasos por el sendero de la virtud, que haga lucir con nuevo esplendor la luz de la fe sobre los infortunados pueblos que gimen por tanto tiempo en las tinieblas del error; que vuelvan hacia Él y cambien tantos corazones rebeldes, cuya penitencia regocijará en su corazón y el tuyo.
Que convierta a los enemigos de tu Iglesia, y que, en fin, encienda por todas partes el fuego de tu ardiente caridad; que nos colme de alegría en medio de las tribulaciones de esta vida y de esperanza para el porvenir.  Amén

"Sub Tuum Praesidium" 

Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro, ¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita!.


“Sancte Michael Archangele”

San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén.



        

Comentarios