Misterios Dolorosos, esperando al Santo Padre



 Santo Rosario

Se hace hoy memoria de santa Genoveva Torres Morales, virgen, que desde joven experimentó las contrariedades de la vida y soportó la enfermedad que le aquejaba. Fundó el Instituto de las Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Ángeles, para ayudar a la mujeres (1956).
Sobre el rosario decía: «El consuelo que siento al rezar el Santo Rosario me hace olvidar lo que Dios tenga dispuesto que haya de sufrir. ¡Señor, mándame lo que quieras! Siento nuevos bríos al terminar de rezar esta plegaria, la preferida por nuestra Madre del cielo».




Oración por el Santo Padre

 ORACIÓN POR LA VISITA DEL PAPA FRANCISCO A CHILE

Padre misericordioso,
te damos gracias por el Papa Francisco 
y su presencia en medio de nosotros. 
Te pedimos que su visita sea una bendición para todos.

Tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, 
nos ha regalado el don de la paz
que necesitamos para nuestra patria,
para que ella sea hogar abierto que nos recibe a todos,
que respeta la vida y la dignidad de cada persona,
que abre oportunidades a los niños, jóvenes y ancianos,
que acoge a los migrantes
y comparte con los más pobres.
Derrama tu Espíritu Santo
para que, fortalecidos en la fe, 
animados en la esperanza 
y renovados en la caridad, 
seamos instrumentos de tu paz.
Padre bueno, 
mira a la Virgen María,
nuestra Señora del Carmen,
y escucha sus ruegos por Chile,
para que cuidemos la casa común,
vivamos como verdaderos hermanos
y seamos discípulos misioneros de Jesús.
Te lo pedimos por
Jesucristo nuestro Señor.



Señor mío Jesucristo…


MISTERIOS DOLOROSOS


  1. La Oración de Jesús en el Huerto
Del Evangelio de S. Mateo 26, 39
 Jesús (…) cayó rostro en tierra, orando y diciendo: “Padre, si es posible, aparta de mi esta Cáliz. Pero no se haga mi voluntad, sino la Tuya”

“Que la antorcha de la fe sea nuestro faro. El amor a Dios y al prójimo nuestro guía, y la esperanza nuestra fortaleza. No damos prueba de que amamos a Dios,  si por una pequeña dificultad dejamos  de servirle con fidelidad.  Para hacer frente a las dificultades  es necesaria la fortaleza.”


2. La flagelación de Jesús atado a la columna.

Del Evangelio de S. Juan 18,28.38.19,1
Llevaban a Jesús a Pilatos, que lo interrogó, habiendo declarado: “No encuentro en él ningún crimen de muerte. Voy a castigarlo y después lo soltaré”. Pilatos mandó azotar a Jesús. A pesar de no encontrar crimen alguno en Jesús, Pilatos lo mandó flagelar.

“¡Tenga confianza y acuda al Sagrario! ¡Él está solo!, ¿por qué no acompañarlo? Y sufre, ¿por qué no sufrir nosotros? Y disimula, ¿por qué no nosotros? Y siempre perdonando y pidiendo y ofreciéndose a su Eterno Padre, ¿y por qué no nosotros? Y siempre amando, ¿y por qué no nosotros? ¡Buen ánimo y a ser todos de Él!”


3. La coronación de espinas

 Del Evangelio de S. Juan  19,2-5
“Los soldados llevaron a Jesús para el pretorio, entrelazaron una corona de espinas y se la clavaron en la cabeza (…). Le daban bofetadas y lo ridiculizaban. Los soldados inflingían a Jesús todo tipo de vejaciones y afrentas”.

“En medio de mis padecimientos morales y físicos, no cesará la música interior de mi alma, de alabar a Dios con actos de virtudes ofreciéndome a Él por amor. Siempre la enfermedad es un aliciente más para acudir a Dios, no para sanar sino para estar conforme en lo que Dios manda.”


4. Nuestro Señor con la cruz a cuestas camino del Calvario

Del Evangelio de S. Lucas 23, 23-26  
“Los judíos insistían con altos gritos, pidiendo que Jesús fuese crucificado. Pilatos les entregó a Jesús. Cuando lo iban conduciendo, obligaron a Simón de Cirene a llevar la cruz detrás de Jesús.”

“El camino de la virtud es el camino del vencimiento y, por consiguiente, el del sufrimiento. Todo lo vence el amor, y con gusto o sin él trabajamos. Que la antorcha de la fe sea nuestro faro, nuestra guía el amor a Dios y al prójimo, y la esperanza nuestra fortaleza”.


5. La crucifixión y muerte del Señor

Del Evangelio de San Lucas 23, 33-46
 “Ya clavado en la cruz, Jesús decía: Perdónales, Padre, porque no saben lo que hacen. Y gritando con voz fuerte, exclamó: “Padre, en tus manos, encomiendo mi espíritu”. Y expiró.”

“La vida espiritual está en cumplir nuestros deberes con perfección, y para estar unida con Dios basta el conformarse con su santa voluntad; y tanto estaré más unida cuanto más renuncio a mis pobres quereres por abrazarme en la cruz de Cristo en su querer, cueste lo que cueste.”



Oración Consagración de Chile

Pronunciada en Maipú por San Juan Pablo II

 Te bendecimos, ¡oh Dios nuestro!, Padre, Hijo y Espíritu Santo, porque elegiste a María, desde antes de la creación del Mundo, para ser santa e inmaculada ante Ti por el amor. En previsión de los méritos de Cristo, la redimiste y constituiste Madre del mismo Redentor. Por virtud del Espíritu Santo hiciste de Ella para siempre templo de tu gloria, una nueva criatura, primicia de la nueva humanidad. ¡Bendito seas por siempre, Señor!
¡Bendita Tú entre las mujeres, Virgen María, y bendito el fruto de tu seno, Jesús! En Ti, la llena de gracia, se refleja la bondad de Dios y el destino de la criatura humana, para alabanza de la gloria de su gracia con la que nos enriqueció en su Hijo muy amado, que es nuestro Hermano e Hijo tuyo, Jesucristo.  Tú, la humilde sierva del Señor, eres el modelo de los discípulos de Cristo que consagran su vida a realizar la voluntad del Padre para la venida de su Reino.
¡Santa María, Madre de Cristo, Madre de Dios y Madre nuestra! Bajo tu amparo nos acogemos, a tu intercesión maternal nos confiamos. Como Tú te consagraste totalmente a Dios, nosotros, siguiendo tu ejemplo y en comunión contigo, nos consagramos a Cristo el Señor; nos consagramos también a Ti, nuestro modelo, porque queremos hacer en todo la voluntad del Padre, y ser como Tú fieles a las inspiraciones del Espíritu.
¡Virgen del Carmen de Maipú, Reina y Patrona del pueblo chileno!  A tu corazón de Madre encomiendo la Iglesia y todos los habitantes de Chile: los Pastores y los fieles, todos los hijos de esta nación. Que bajo tu protección maternal, Chile sea una familia unida en el hogar común, una patria reconciliada en el perdón y en el olvido de las injurias, en la paz y en el amor de Cristo. Tú que eres la Madre de la Vida verdadera, enséñanos a ser testigos del Dios vivo, del amor que es más fuerte que la muerte, del perdón que disculpa las ofensas, de la esperanza que mira hacia el futuro para construir, con la fuerza del Evangelio, la civilización del amor en una patria reconciliada y en paz.
¡Santa María de la Esperanza, Virgen del Carmen y Madre de Chile!  Extiende tu escapulario, como manto de protección, sobre las ciudades y los pueblos, sobre la cordillera y el mar, sobre hombres y mujeres, jóvenes y niños, ancianos y enfermos, huérfanos y afligidos, sobre los hijos fieles y sobre las ovejas descarriadas. Tú, que en cada hogar chileno tienes un altar familiar, que en cada corazón chileno tienes un altar vivo, acoge la plegaria de tu pueblo, que ahora, con el Papa, de nuevo se consagra a Ti. Estrella de los mares y Faro de luz, consuelo seguro para el pueblo peregrino, guía los pasos de Chile en su peregrinar terreno, para que recorra siempre senderos de paz y de concordia, caminos de Evangelio, de progreso, de justicia y libertad. Reconcilia a los hermanos en un abrazo fraterno; que desaparezcan los odios y los rencores, que se superen las divisiones y las barreras, que se unan las rupturas y sanen las heridas. Haz que Cristo sea nuestra Paz, que su perdón renueve los corazones, que su Palabra sea esperanza y fermento en la sociedad.
¡Madre de la Iglesia y de todos los hombres!  Inspira y conserva la fidelidad a Cristo en la nación chilena y en el continente latinoamericano. Mantén viva la unidad de la Iglesia bajo la cruz de tu Hijo. Haz que los hombres de todos los pueblos, reconozcan su mismo origen y su idéntico destino, se respeten y amen como hijos del mismo Padre, en Cristo Jesús, nuestro único Salvador, en el Espíritu Santo que renueva la faz de la tierra, para gloria y alabanza de la Santísima Trinidad. Amén.






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