Misterios Gozosos, Primer Sábado del Mes



 Santo Rosario

Oración por el Santo Padre

 ORACIÓN POR LA VISITA DEL PAPA FRANCISCO A CHILE

Padre misericordioso,
te damos gracias por el Papa Francisco 
y su presencia en medio de nosotros. 
Te pedimos que su visita sea una bendición para todos.

Tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, 
nos ha regalado el don de la paz
que necesitamos para nuestra patria,
para que ella sea hogar abierto que nos recibe a todos,
que respeta la vida y la dignidad de cada persona,
que abre oportunidades a los niños, jóvenes y ancianos,
que acoge a los migrantes
y comparte con los más pobres.
Derrama tu Espíritu Santo
para que, fortalecidos en la fe, 
animados en la esperanza 
y renovados en la caridad, 
seamos instrumentos de tu paz.

Padre bueno, 
mira a la Virgen María,
nuestra Señora del Carmen,
y escucha sus ruegos por Chile,
para que cuidemos la casa común,
vivamos como verdaderos hermanos
y seamos discípulos misioneros de Jesús.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.


Señor mío Jesucristo…


Santo Rosario

Por la señal... 


Señor mío Jesucristo…


MISTERIOS GOZOSOS
Tiempo de Navidad

Primer Sábado del Mes
para  la Comunión Reparadora 


1.- La encarnación del Hijo de Dios en las entrañas purísimas de la Virgen María.

Mira, alma cristiana, qué humildad tan grande te enseña el Señor: siendo Dios se hace hombre, carga con todas las miserias humanas, se sujeta a todas las penalidades. Vistió con humildad, nunca con lujo; comió humildemente; huyó los honores; nunca se alabó; todas las alabanzas las dirigía a su Padre celestial. Aprende de Jesús a ser manso y humilde de corazón... Haz como la Santísima Virgen, que no obstante de ser sublimada a la dignidad casi infinita de Madre de Dios, se llama y se tiene por esclava, y es la que mejor ha imitado la humildad y mansedumbre de Jesús.


2.- La Visitación de Nuestra Señora a su prima santa Isabel.

Alma cristiana, imita a María en las visitas que hagas, no murmures ni pierdas en ellas el tiempo; edifica con el buen ejemplo, y ejercer la caridad con los padres e hijos de la casa. Si los que visitas son pobres, socórrelos con lo que puedas; y en lo que no alcances, súplelo con las buenas palabras, consejos y oraciones, pues que no sólo de pan vive el hombre... Y debes saber que todo el bien que hagas a tus prójimos, el Señor en el día del juicio te lo elogiará y te lo premiará como si lo hubieras hecho a Él mismo.


3.- El nacimiento del Niño Dios en el portal de Belén

Contempla, alma cristiana, al pobreza de Jesús; siendo riquísimo, y dueño del cielo y de la tierra, se priva de todo, y para que aun le falten las pequeñas comodidades que podría haber tenido en la casa de Nazaret, quiere nacer en Belén... Es preciso que nazca en una cueva desabrigada y falta de todo alivio, en una noche de invierno, sin lumbre ni abrigo alguno. Aprende de la Sagrada Familia a no quejarte cuando te veas despreciado; no te desconsueles cuando te veas sin recurso de ninguna especie... Piensa que así se halló Jesús; dale gracias porque te hace participante de sus penas, esperando que un día serás compañera de sus glorias. Si posees riquezas, no tengas pegado a ellas tu corazón: socorre con ellas a los pobrecitos, ya que por esto el Señor te las ha confiado.


4.- La purificación de Nuestra Señora y presentación del Niño Jesús en el templo

Para enseñarnos la obediencia a las santas leyes de la Religión se sujetan a ellas el Hijo y la Madre Virgen. Alma cristiana, aprende de Jesús y de María a obedecer las santas disposiciones y leyes de la Iglesia; guarda sus mandamientos, oye misa, confiesa, comulga... Jesucristo y María, pudiéndose excusar de aquellas leyes antiguas, no se excusan, las cumplen puntualmente, y tú buscas excusas en donde no las hay, dejándote engañar por la pereza, por la soberbia, por los respetos humanos y por la irreligión.


5.- El niño Jesús perdido y hallado en el templo

Sin culpa la Virgen y San José perdieron a Jesús; al instante le buscaron, y no reposaron hasta que le hallaron. Alma cristiana, aprende de María y de José la diligencia que has de tener en buscar a Jesús cuando le hayas perdido por el pecado... ¡Oh, si supieras que el perder la gracia de Jesús es mayor pérdida que si perdieras todas las riquezas del mundo! ¡Ah, si reflexionaras que además has perdido las riquezas del cielo, y te has hecho merecedor del infierno! ¡Ah, cómo llorarías, cómo buscarías a Jesús con la solicitud de José y de María!... Tú también lo hallarás en el templo; sí, en el templo lo hallarás, recibiendo bien los santos sacramentos de penitencia y comunión.



Oración Consagración de Chile

Pronunciada en Maipú por San Juan Pablo II

 Te bendecimos, ¡oh Dios nuestro!, Padre, Hijo y Espíritu Santo, porque elegiste a María, desde antes de la creación del Mundo, para ser santa e inmaculada ante Ti por el amor. En previsión de los méritos de Cristo, la redimiste y constituiste Madre del mismo Redentor. Por virtud del Espíritu Santo hiciste de Ella para siempre templo de tu gloria, una nueva criatura, primicia de la nueva humanidad. ¡Bendito seas por siempre, Señor!
¡Bendita Tú entre las mujeres, Virgen María, y bendito el fruto de tu seno, Jesús! En Ti, la llena de gracia, se refleja la bondad de Dios y el destino de la criatura humana, para alabanza de la gloria de su gracia con la que nos enriqueció en su Hijo muy amado, que es nuestro Hermano e Hijo tuyo, Jesucristo.  Tú, la humilde sierva del Señor, eres el modelo de los discípulos de Cristo que consagran su vida a realizar la voluntad del Padre para la venida de su Reino.
¡Santa María, Madre de Cristo, Madre de Dios y Madre nuestra! Bajo tu amparo nos acogemos, a tu intercesión maternal nos confiamos. Como Tú te consagraste totalmente a Dios, nosotros, siguiendo tu ejemplo y en comunión contigo, nos consagramos a Cristo el Señor; nos consagramos también a Ti, nuestro modelo, porque queremos hacer en todo la voluntad del Padre, y ser como Tú fieles a las inspiraciones del Espíritu.
¡Virgen del Carmen de Maipú, Reina y Patrona del pueblo chileno!  A tu corazón de Madre encomiendo la Iglesia y todos los habitantes de Chile: los Pastores y los fieles, todos los hijos de esta nación. Que bajo tu protección maternal, Chile sea una familia unida en el hogar común, una patria reconciliada en el perdón y en el olvido de las injurias, en la paz y en el amor de Cristo. Tú que eres la Madre de la Vida verdadera, enséñanos a ser testigos del Dios vivo, del amor que es más fuerte que la muerte, del perdón que disculpa las ofensas, de la esperanza que mira hacia el futuro para construir, con la fuerza del Evangelio, la civilización del amor en una patria reconciliada y en paz.
¡Santa María de la Esperanza, Virgen del Carmen y Madre de Chile!  Extiende tu escapulario, como manto de protección, sobre las ciudades y los pueblos, sobre la cordillera y el mar, sobre hombres y mujeres, jóvenes y niños, ancianos y enfermos, huérfanos y afligidos, sobre los hijos fieles y sobre las ovejas descarriadas. Tú, que en cada hogar chileno tienes un altar familiar, que en cada corazón chileno tienes un altar vivo, acoge la plegaria de tu pueblo, que ahora, con el Papa, de nuevo se consagra a Ti. Estrella de los mares y Faro de luz, consuelo seguro para el pueblo peregrino, guía los pasos de Chile en su peregrinar terreno, para que recorra siempre senderos de paz y de concordia, caminos de Evangelio, de progreso, de justicia y libertad. Reconcilia a los hermanos en un abrazo fraterno; que desaparezcan los odios y los rencores, que se superen las divisiones y las barreras, que se unan las rupturas y sanen las heridas. Haz que Cristo sea nuestra Paz, que su perdón renueve los corazones, que su Palabra sea esperanza y fermento en la sociedad.
¡Madre de la Iglesia y de todos los hombres!  Inspira y conserva la fidelidad a Cristo en la nación chilena y en el continente latinoamericano. Mantén viva la unidad de la Iglesia bajo la cruz de tu Hijo. Haz que los hombres de todos los pueblos, reconozcan su mismo origen y su idéntico destino, se respeten y amen como hijos del mismo Padre, en Cristo Jesús, nuestro único Salvador, en el Espíritu Santo que renueva la faz de la tierra, para gloria y alabanza de la Santísima Trinidad. Amén.







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