Misterios Luminosos, rezando por el Papa Francisco




 Santo Rosario


Oración por el Santo Padre

 ORACIÓN POR LA VISITA DEL PAPA FRANCISCO A CHILE

Padre misericordioso,
te damos gracias por el Papa Francisco 
y su presencia en medio de nosotros. 
Te pedimos que su visita sea una bendición para todos.

Tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, 
nos ha regalado el don de la paz
que necesitamos para nuestra patria,
para que ella sea hogar abierto que nos recibe a todos,
que respeta la vida y la dignidad de cada persona,
que abre oportunidades a los niños, jóvenes y ancianos,
que acoge a los migrantes
y comparte con los más pobres.
Derrama tu Espíritu Santo
para que, fortalecidos en la fe, 
animados en la esperanza 
y renovados en la caridad, 
seamos instrumentos de tu paz.

Padre bueno, 
mira a la Virgen María,
nuestra Señora del Carmen,
y escucha sus ruegos por Chile,
para que cuidemos la casa común,
vivamos como verdaderos hermanos
y seamos discípulos misioneros de Jesús.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.


Señor mío Jesucristo…


MISTERIOS LUMINOSOS

Jueves Navidad


1.-El Bautismo del Señor en el Jordán

Oh Santísima Trinidad, ¡yo Os adoro! ¡Dios mío, Dios mío, yo Os amo en el Santísimo Sacramento! 

Del Evangelio de S. Mateo 3, 16-17 
Después de ser bautizado Jesús, se oyó una voz que decía: “Este es mi Hijo amado en el cual puse mis complacencias”. 
Las aguas nos hubieran sepultado, un torrente nos hubiera llegado al cuello, un torrente de aguas encrespadas. Bendito sea el Señor, porque no permitió que nos despedazaran con sus dientes (Salmo 123)

2.-El Milagro de las Bodas de Cana

Oh Santísima Trinidad, ¡yo Os adoro! ¡Dios mío, Dios mío, yo Os amo en el Santísimo Sacramento! 
Del Evangelio de S. Juan (Jn 2,3.5) 
María dijo a Jesús: “No hay vino”; y a los sirvientes: “Haced todo lo que mi Hijo os diga”. 
Dios es luz y en Él no hay nada de oscuridad. Si decimos que estamos con Dios, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no vivimos conforme a la verdad. Pero, si vivimos en la luz, como Él vive en la luz, entonces estamos unidos unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado.  (I Jn. 1, 5; 2, 2)

3.- El anuncio del Reino invitando a la conversión.
Oh Santísima Trinidad, ¡yo Os adoro! ¡Dios mío, Dios mío, yo Os amo en el Santísimo Sacramento! 
Del Evangelio de S. Marcos (1, 14-15) 
“Arrepentíos y creed en el Evangelio”. 
Si decimos que no tenemos ningún pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Si, por el contrario, confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos purificará de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, hacemos pasar a Dios por mentiroso y no hemos aceptado verdaderamente su palabra.   (I Jn. 1, 5; 2, 2)


4.-La Transfiguración del Señor

Oh Santísima Trinidad, ¡yo Os adoro! ¡Dios mío, Dios mío, yo Os amo en el Santísimo Sacramento! 
Del Evangelio de S. Lucas (9,28.35)
Jesús (...) subió a un monte para orar. Y se oyó una voz que decía: “Este es mi Hijo predilecto, escuchadlo”. 
Nuestra vida se escapó como un pájaro de la trampa de los cazadores. La trampa se rompió y nosotros escapamos. Nuestra ayuda nos viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.  (Salmo 123)

5.- La institución de la Eucaristía

Oh Santísima Trinidad, ¡yo Os adoro! ¡Dios mío, Dios mío, yo Os amo en el Santísimo Sacramento! 
Del Evangelio de S. Mateo (26, 26-27) 
"Mientras comían, Jesús tomó pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: «Tomen y" y coman; esto es mi cuerpo.»" 

Así se cumplieron las palabras del profeta Jeremías: En Ramá se ha escuchado un grito, se oyen llantos y lamentos: es Raquel que llora por sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya están muertos.  ( San Mateo 
2, 13-18)


Oración Consagración de Chile

Pronunciada en Maipú por San Juan Pablo II

 Te bendecimos, ¡oh Dios nuestro!, Padre, Hijo y Espíritu Santo, porque elegiste a María, desde antes de la creación del Mundo, para ser santa e inmaculada ante Ti por el amor. En previsión de los méritos de Cristo, la redimiste y constituiste Madre del mismo Redentor. Por virtud del Espíritu Santo hiciste de Ella para siempre templo de tu gloria, una nueva criatura, primicia de la nueva humanidad. ¡Bendito seas por siempre, Señor!
¡Bendita Tú entre las mujeres, Virgen María, y bendito el fruto de tu seno, Jesús! En Ti, la llena de gracia, se refleja la bondad de Dios y el destino de la criatura humana, para alabanza de la gloria de su gracia con la que nos enriqueció en su Hijo muy amado, que es nuestro Hermano e Hijo tuyo, Jesucristo.  Tú, la humilde sierva del Señor, eres el modelo de los discípulos de Cristo que consagran su vida a realizar la voluntad del Padre para la venida de su Reino.
¡Santa María, Madre de Cristo, Madre de Dios y Madre nuestra! Bajo tu amparo nos acogemos, a tu intercesión maternal nos confiamos. Como Tú te consagraste totalmente a Dios, nosotros, siguiendo tu ejemplo y en comunión contigo, nos consagramos a Cristo el Señor; nos consagramos también a Ti, nuestro modelo, porque queremos hacer en todo la voluntad del Padre, y ser como Tú fieles a las inspiraciones del Espíritu.
¡Virgen del Carmen de Maipú, Reina y Patrona del pueblo chileno!  A tu corazón de Madre encomiendo la Iglesia y todos los habitantes de Chile: los Pastores y los fieles, todos los hijos de esta nación. Que bajo tu protección maternal, Chile sea una familia unida en el hogar común, una patria reconciliada en el perdón y en el olvido de las injurias, en la paz y en el amor de Cristo. Tú que eres la Madre de la Vida verdadera, enséñanos a ser testigos del Dios vivo, del amor que es más fuerte que la muerte, del perdón que disculpa las ofensas, de la esperanza que mira hacia el futuro para construir, con la fuerza del Evangelio, la civilización del amor en una patria reconciliada y en paz.
¡Santa María de la Esperanza, Virgen del Carmen y Madre de Chile!  Extiende tu escapulario, como manto de protección, sobre las ciudades y los pueblos, sobre la cordillera y el mar, sobre hombres y mujeres, jóvenes y niños, ancianos y enfermos, huérfanos y afligidos, sobre los hijos fieles y sobre las ovejas descarriadas. Tú, que en cada hogar chileno tienes un altar familiar, que en cada corazón chileno tienes un altar vivo, acoge la plegaria de tu pueblo, que ahora, con el Papa, de nuevo se consagra a Ti. Estrella de los mares y Faro de luz, consuelo seguro para el pueblo peregrino, guía los pasos de Chile en su peregrinar terreno, para que recorra siempre senderos de paz y de concordia, caminos de Evangelio, de progreso, de justicia y libertad. Reconcilia a los hermanos en un abrazo fraterno; que desaparezcan los odios y los rencores, que se superen las divisiones y las barreras, que se unan las rupturas y sanen las heridas. Haz que Cristo sea nuestra Paz, que su perdón renueve los corazones, que su Palabra sea esperanza y fermento en la sociedad.
¡Madre de la Iglesia y de todos los hombres!  Inspira y conserva la fidelidad a Cristo en la nación chilena y en el continente latinoamericano. Mantén viva la unidad de la Iglesia bajo la cruz de tu Hijo. Haz que los hombres de todos los pueblos, reconozcan su mismo origen y su idéntico destino, se respeten y amen como hijos del mismo Padre, en Cristo Jesús, nuestro único Salvador, en el Espíritu Santo que renueva la faz de la tierra, para gloria y alabanza de la Santísima Trinidad. Amén.







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