Rosario de Reparación, Misterios Gloriosos
Rosario en preparación de la Jornada de Oración y Penitencia por los pecados de cada uno de nosotros y especialmente los pecados y delitos de quienes se han consagrado a Dios y han abusado de menores, convocada por nuestro Obispo para el Domingo 30 de Septiembre, a las 16 hrs. en la Catedral de San Bernardo, Chile.
“Queridos hermanos y hermana de la Diócesis de San Bernardo…”
“…La penitencia fue siempre un medio para obtener el perdón y la salvación. El pecado no sólo hiere el alma y la vida del prójimo y de la comunidad eclesial, sino sobre todo, hieren el Corazón del Señor y su infinito amor a los hombres. Por eso el primer perdón se debe pedir siempre a Dios. A lo largo de la Sagrada Escritura vemos cómo Dios exige que el pecador se aparte del pecado y se vuelva a Él. Este cambio no consiste solamente en evitar los pecados, sino también en el arrepentimiento de los cometidos, tanto por cada uno como pedir misericordia por los pecados ajenos, manifestado en obras de penitencia: Si el impío hiciera penitencia de todos sus pecados..., tendrá vida eterna y no morirá (Ez 18, 21). Jesús comenzará su misión pidiendo penitencia: haced penitencia porque está cerca el reino de los cielos (Mt 4, 17). Sin penitencia no se recibe su reino. Sin penitencia no hay posibilidad de conversión y quedamos prisioneros de nuestros sentidos, incapacitados para ver a Dios. Si no hacéis penitencia, dirá el Señor, todos igualmente pereceréis (cfr. Lc 13, 3)…”
Fuente: Obispado de San Bernardo
Por la señal, de la Santa Cruz…
Señor mío Jesucristo...
MISTERIOS GLORIOSOS
1.-La Resurrección del Señor.
II. Jesús, que eres el Árbol de la Vida plantado en medio del Paraíso, ven y por medio de tus sacramentos danos la vida eterna. Ven pronto, Señor, ven, Salvador.
2.- La Ascensión del Señor
II. Jesús, Rey de cielos y tierra, ven para que tú seas el inicio y fin de todas nuestras obras. Ven pronto, Señor, ven, Salvador.
3.- La Venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles reunidos en torno a la Virgen María
II. Jesús, que envías tu Espíritu Santo con sus dones; ven y aviva en nosotros la sabiduría, la inteligencia, el don de consejo y de fortaleza, de ciencia, de piedad y el don de temor de Dios. Ven pronto, Señor, ven, Salvador.
4.- La Asunción de María Santísima a los Cielos
II. Jesús, que quisiste que aquella que compartió tus trabajos y sufrimientos participara de tu misma gloria, ven y danos esta misma confianza en medio de las pruebas de la vida. Ven pronto, Señor, ven, Salvador.
5.- La Coronación De La Virgen Como Reina Y Señora De Todo Lo Creado.
II. Jesús, que al coronar a tu Madre y a los santos, manifiestas tu misma obra, ven con tu auxilio y que animados por el ejemplo de su vida, la ayuda de su intercesión y la participación en su destino, luchemos sin desfallecer en la carrera y alcancemos, como ellos, la corona de gloria que no se marchita. Ven pronto, Señor, ven, Salvador.
Actos de reparación, desagravio y perdón
Señor Jesús: Tú compartiste nuestra vida humana, alegrías y penas, y, sin acusarnos, por amor, cargaste con la responsabilidad de nuestras culpas para redimirnos. Ayúdanos a seguir tu ejemplo desde nuestra situación de pecadores redimidos. Ante Ti, Señor, nos sentimos sinceramente responsables de un mundo al que pertenecemos, que estamos contribuyendo a forjar, y con el que estamos comprometidos especialmente por tu amor. Avergonzados de nuestras obras, fruto del olvido o rechazo culpable de tus enseñanzas, te pedimos perdón y ayuda.
Perdón, Señor, perdón
– Por los sacrilegios, robos y blasfemias contra la Sagrada Eucaristía,
– Por tantos lugares del mundo donde los sacerdotes y fieles no pueden celebrar libremente la Santa Misa o se ven obligados a hacerlo en secreto por persecución.
– Por las faltas de respeto e impiedad en las iglesias y ante el Sagrario
– Por la dejadez y abandono al dejar de asistir a la Santa Misa dominical
– Por la omisión en tantos bautizados al rechazar la confesión y comunión por Pascua
– Por las faltas de inconsciencia en familiares de personas moribundas al dejar que fallezcan sin la asistencia de los sacramentos
– Por la despreocupación respecto de la primera y frecuente Comunión de los niños
– Por las comuniones tibias y frías
– Por las comuniones sacrílegas
– Por los sacerdotes que celebran la Santa Misa en condiciones personales inadecuadas, o por enseñar una vida litúrgica y eucarística contraria a la que manda la Iglesia
– Por la conciliación de la Misa y la recepción de la Sagrada Comunión con vidas incoherentes y vacías de fervor,
– Por la persecución sistemática, violenta o solapada, de los sacerdotes, fieles y personas cristianas que confiesan su Fe en Cristo.
Oración: Señor nuestro, Jesucristo, que has querido permanecer en el Sacramento hasta la consumación de los siglos para dar a tu Padre una gloria infinita y a nosotros el aliento de la inmortalidad; que te has expuesto a todos los ultrajes de los impíos antes de abandonar a tu Iglesia; concédenos la gracia de llorar con verdadero dolor los ultrajes y descuidos que cometen los hombres contra el mayor de los sacramentos, danos celo eficaz para reparar los oprobios que has sufrido en este misterio inefable. Tú que vives y reinas con Dios Padre, en unión del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
Alabanzas de Desagravio
Bendito sea Dios.
Bendito sea su santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre.
Bendito sea el nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre.
Bendito sea San José, su castísimo Esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.
Amen.
ORACIONES DE DESAGRAVIO
Por tanto que se ofende a Dios, hagamos reparación y desagravio. Pidamos perdón y misericordia.
Acto de desagravio
(Después de cada invocación se responde:
"te rogamos, escúchanos")
Señor perdona todos los sacrilegios eucarísticos.
Señor perdona todas las santas comuniones indignamente recibidas.
Señor perdona todas las profanaciones al santísimo sacramento del altar.
Señor perdona todas las irreverencias en la Iglesia.
Señor perdona todas las profanaciones, desprecios y abandono de los sagrarios.
Señor perdona todos los que han abandonado la iglesia.
Señor perdona todo desprecio de los objetos sagrados.
Señor perdona todos los que pasaron a las filas de tus enemigos
Señor perdona todos los pecados del ateismo
Señor perdona todos los insultos a tu santo nombre.
Señor perdona toda la frialdad e indiferencia contra tu amor de redentor
Señor perdona todas las irreverencias y calumnias contra el Santo Padre
Señor perdona todo desprecio de los obispos y sacerdotes.
Señor perdona todo desprecio hacia la santidad de la familia.
Señor perdona todo desprecio a la vida humana.
Señor perdona todos los sacrilegios eucarísticos.
Señor perdona todas las santas comuniones indignamente recibidas.
Señor perdona todas las profanaciones al santísimo sacramento del altar.
Señor perdona todas las irreverencias en la Iglesia.
Señor perdona todas las profanaciones, desprecios y abandono de los sagrarios.
Señor perdona todos los que han abandonado la iglesia.
Señor perdona todo desprecio de los objetos sagrados.
Señor perdona todos los que pasaron a las filas de tus enemigos
Señor perdona todos los pecados del ateismo
Señor perdona todos los insultos a tu santo nombre.
Señor perdona toda la frialdad e indiferencia contra tu amor de redentor
Señor perdona todas las irreverencias y calumnias contra el Santo Padre
Señor perdona todo desprecio de los obispos y sacerdotes.
Señor perdona todo desprecio hacia la santidad de la familia.
Señor perdona todo desprecio a la vida humana.
ACTO DE DESAGRAVIO COMPUESTO POR S.S. PÍO XI
¡Oh dulcísimo Jesús, cuyo inmenso amor a los hombres no ha recibido en pago, de los ingratos, más que olvido, negligencia y menosprecio! Vednos postrados ante vuestro altar, para reparar, con especiales homenajes de honor, la frialdad indigna de los hombres y las injurias con que, en todas partes, hieren vuestro amantísimo Corazón.
Mas recordando que también nosotros alguna vez nos manchamos con tal indignidad de la cual nos dolemos ahora vivamente, deseamos, ante todo, obtener para nuestras almas vuestra divina misericordia, dispuestos a reparar, con voluntaria expiación, no sólo nuestros propios pecados, sino también los de aquellos que, alejados del camino de la salvación y obstinados en su infidelidad, o no quieren seguiros como a Pastor y Guía, o, conculcando las promesas del Bautismo, han sacudido el suavísimo yugo de vuestra ley.
Nosotros queremos expiar tan abominables pecados, especialmente la inmodestia y la deshonestidad de la vida y de los vestidos, las innumerables asechanzas tendidas contra las almas inocentes, la profanación de los días festivos, las execrables injurias proferidas contra vos y contra vuestros Santos, los insultos dirigidos a vuestro Vicario y al Orden Sacerdotal, las negligencias y horribles sacrilegios con que es profanado el mismo Sacramento del amor y, en fin, los públicos pecados de las naciones que oponen resistencia a los derechos y al magisterio de la Iglesia por vos fundada.
¡Ojalá que nos fuese dado lavar tantos crímenes con nuestra propia sangre! Mas, entretanto, como reparación del honor divino conculcado, uniéndola con la expiación de la Virgen vuestra Madre, de los Santos y de las almas buenas, os ofrecemos la satisfacción que vos mismo ofrecisteis un día sobre la cruz al Eterno Padre y que diariamente se renueva en nuestros altares, prometiendo de todo corazón que, en cuanto nos sea posible y mediante el auxilio de vuestra gracia, repararemos los pecados propios y ajenos y la indiferencia de las almas hacia vuestro amor, oponiendo la firmeza en la fe, la inocencia de la vida y la observancia perfecta de la ley evangélica, sobre todo de la caridad, mientras nos esforzamos además por impedir que seáis injuriado y por atraer a cuantos podamos para que vayan en vuestro seguimiento.
¡Oh benignísimo Jesús! Por intercesión de la Santísima Virgen María Reparadora, os suplicamos que recibáis este voluntario acto de reparación; concedednos que seamos fieles a vuestros mandatos y a vuestro servicio hasta la muerte y otorgadnos el don de la perseverancia, con el cual lleguemos felizmente a la gloria, donde, en unión del Padre y del Espíritu Santo, vivís y reináis, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.
Mas recordando que también nosotros alguna vez nos manchamos con tal indignidad de la cual nos dolemos ahora vivamente, deseamos, ante todo, obtener para nuestras almas vuestra divina misericordia, dispuestos a reparar, con voluntaria expiación, no sólo nuestros propios pecados, sino también los de aquellos que, alejados del camino de la salvación y obstinados en su infidelidad, o no quieren seguiros como a Pastor y Guía, o, conculcando las promesas del Bautismo, han sacudido el suavísimo yugo de vuestra ley.
Nosotros queremos expiar tan abominables pecados, especialmente la inmodestia y la deshonestidad de la vida y de los vestidos, las innumerables asechanzas tendidas contra las almas inocentes, la profanación de los días festivos, las execrables injurias proferidas contra vos y contra vuestros Santos, los insultos dirigidos a vuestro Vicario y al Orden Sacerdotal, las negligencias y horribles sacrilegios con que es profanado el mismo Sacramento del amor y, en fin, los públicos pecados de las naciones que oponen resistencia a los derechos y al magisterio de la Iglesia por vos fundada.
¡Ojalá que nos fuese dado lavar tantos crímenes con nuestra propia sangre! Mas, entretanto, como reparación del honor divino conculcado, uniéndola con la expiación de la Virgen vuestra Madre, de los Santos y de las almas buenas, os ofrecemos la satisfacción que vos mismo ofrecisteis un día sobre la cruz al Eterno Padre y que diariamente se renueva en nuestros altares, prometiendo de todo corazón que, en cuanto nos sea posible y mediante el auxilio de vuestra gracia, repararemos los pecados propios y ajenos y la indiferencia de las almas hacia vuestro amor, oponiendo la firmeza en la fe, la inocencia de la vida y la observancia perfecta de la ley evangélica, sobre todo de la caridad, mientras nos esforzamos además por impedir que seáis injuriado y por atraer a cuantos podamos para que vayan en vuestro seguimiento.
¡Oh benignísimo Jesús! Por intercesión de la Santísima Virgen María Reparadora, os suplicamos que recibáis este voluntario acto de reparación; concedednos que seamos fieles a vuestros mandatos y a vuestro servicio hasta la muerte y otorgadnos el don de la perseverancia, con el cual lleguemos felizmente a la gloria, donde, en unión del Padre y del Espíritu Santo, vivís y reináis, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.
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